miércoles, 22 de septiembre de 2010

Fern

Antiguos y mejores hombres que me han precedido, han aceptado la existencia de seres cercanos a lo divino que intervienen en momentos exactos en su vida; yo que mis alturas se miden en oxidados centímetros no debo negarlo. Hoy me encontré con un demonio, lo más parecido a un ángel pero chato, encorvado, maloliente, terrícola pero venido el aire, lo divino en su traje; me encontró en la parada del camión, me preguntó, le contesté torpemente, me quedé callado, no era yo un hombre a la altura; un hombre más, preguntas, respuestas, subimos al camión. Vi su espalda apenas hecha, ahí supe que ese cuerpo desfigurado no podía guardar todo aquello que le salía por las orejas, los labios, por los íntimos rincones de las uñas: supe que la divinidad, la que había creado la poesía daba un doblez a la rueda y pasaba su halo por mi, en un autobús, en un asiento cualquiera, Turnpike- UCSB. Vi cómo se alejaba para penetrar de nuevo a la tierra mientras el camión andaba. No hacía falta voltear, ya no había nada detrás; dos estaciones más.

domingo, 11 de julio de 2010

Instrucciones de viaje:

Todos los viajes deben comenzar con la conciencia de su absoluta imposibilidad. Fatigar los caminos, iniciar los ritos que otros hay precedido...

domingo, 11 de abril de 2010

La pobreza

Son días difíciles estos en los que la mañana amanece en sombra.

sábado, 3 de abril de 2010

1528

Francisco Delicado escribe en su Retrato de la Lozana andaluza:" [...] ay [...] putas combatidas, vencidas y no acabadas [...]"; creo yo que en esta clasificación puede caer todo lo que es hombre en el mundo. De aquello que me toca a mí prefierdo el estigma de no acabado, aunque más que bien he sido vencido algunas gloriosas ocaciones.

sábado, 27 de marzo de 2010

Que se llamaba soledad

"atento sigue aquella
(aun a pesar de las tinieblas bella,
aun a pensar de las estrellas clara)"

martes, 27 de octubre de 2009

Viento a mi favor.

Sabía poco de sí mismo: su nombre, su peso, su estatura media, su masa corporal, el color de sus uñas, su sabor. Desconocía diversas cosas de sí mismo: el color de sus pestañas, su olor preferido, la textura de su muela izquierda inferior última, su color preferido de agujetas. Nunca había contado sucesivamente más allá del número 587. El libro que más había consultado era la Biblia; había leído la palabra Dios 201 veces, hombre 87 y la palabra diente ocho veces. Su literatura preferida era la que se desarrollaba detrás de las cajas de cerillos. Le temía a la sangre.

jueves, 22 de octubre de 2009

Ella es otro

La magnitud de una ciudad puede entenderse por cuántas ciudad caben en ella. De manera particular en la Ciudad de México el traslape urbano irrumpe de formas magníficas (y seguimos contando). Esto no es decir que cada persona vive en su representación de la ciudad, lo cual es cierto, es decir otra cosa más incierta: la regularidad que le atribuimos a la ciudad no sólo es inexistente, más aún es falsa, algo de lo que nadie debe fiarse. Así pues la importancia, creo, no es intentar preservar nuestra regularidad de la manera más atroz que podamos; lo primordial es sorpresa con la cual nos topamos con estas capas, sumergibles y emergentes.
Esta magnesita que se acerca y se aleja nos descubre lugares que en nuestro plano desaparecen, rostros que sólo se dibujan por momentos y que guardan una belleza magnética que nos hace entregar nuestra seguridad a cambio de la sugestión del otro, de lo diferente.